domingo, 20 de septiembre de 2015

Leónidas Plaza

                   Leónidas Plaza 
  Nació en Charopotó (Manabí) el 18 de abril de 1865, hijo de Alegría Gutiérrez, mujer emparentada con próceres colombianos y de José Buenaventura Plaza un maestro de escuela. Leónidas Plaza, no fue un hombre de gran preparación cultural, ni de estadista a pesar de esto pudo desempeñar satisfactoriamente los cargos encomendados por Eloy Alfaro y el pueblo. Obras.- Abrió las cárceles, suprimió el ostracismo, se despojó de las facultades dictatoriales, disminuyó el ejército, quitó las mordazas a la prensa, respetó e hizo respetar a los cultos, organizó la libertad y la propiedad, se principió a restablecer la armonía social, se disipó la perpetua amenaza de las revoluciones, tornaron sus proscritos a sus huérfanos hogares. Supo entender la libertad de prensa. Después de ocuparse de las reformas de orden político, lo hizo de las económicas. Tuvo mucha suerte en su gestión administrativa, porque la hacienda pública fue por un buen camino, los negocios se movían, durante su administración se hicieron algunas obras de interés Aspecto positivo Plaza abrió las cárceles. Se despojó de las facultades omnímodas y suprimió la pena de ostracismo, recibiendo a los ex-combatientes fronterizos que también estaban cansados de tantas luchas y guerrillas, de suerte que su período restauró la armonía social del país. Entonces pudo comenzar su labor de progreso a través de nuevas leyes. Con gran sentido práctico procuró que se continuasen los trabajos del ferrocarril y prosiguió la política alfarista de reformas liberales a través de un Congreso dócil y obediente. Aspecto negativo En 1904 hubo un enfrentamiento con el Perú, murieron veinte soldados ecuatorianos; según Wilfrido Loor, Plaza: "No debemos combatir por un pedazo de tierra que no podemos coloniza". En 1904. El Ecuador cedió al Brasil una salida al Pacífico a cambio de que dicho país nos ayudara a resolver el problema fronterizo con el Perú.  

              

sábado, 19 de septiembre de 2015

Eloy Alfaro Delgado

Eloy Alfaro Delgado 

José Eloy Alfaro Delgado (Montecristi, Ecuador, 25 de junio de 1842 - Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912) fue Presidente de la República del Ecuador en dos ocasiones en períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a 1911, general de División del Ejército del Ecuador desde 1895 y líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 - 1924). Por su rol central en las batallas de la revolución y por haber combatido al conservadurismo por casi 30 años, es conocido como el Viejo Luchador. Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicos desde los años 60 del siglo XIX, pero la fuerzas revolucionarias lo nombraron Jefe Supremo de las provincias de Manabí y Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883, lo cual duró hasta el 11 de octubre del mismo año, cuando fue organizado un gobierno provisional que restauró el conservadurismo en el poder. Alfaro se había convertido en uno de los grandes opositores del presidente Gabriel García Moreno y de su línea conservadora que siguio en el poder incluso después de su muerte. El 5 de junio de 1895, el pueblo de Guayaquil se pronuncia en contra del presidente interino Vicente Lucio Salazar y lo nombra Jefe Supremo, por lo que Eloy Alfaro vuelve al país desde el destierro en Panamá y se da inicio a la Revolución liberal y a una corta guerra civil con la que conquista el poder.José Eloy Alfaro Delgado fue hijo de Juan Alfaro y González, republicano español natural de Cervera del Río Alham (La Rioja) quien llegó a Ecuador en calidad de exiliado político y de María Natividad Delgado López, nacida en Montecristi el 8 de septiembre de 1808, hija de Rafael de la Cruz Delgado, que varias veces fue el regidor del Cabildo de Montecristi y de Maria de la Cruz Lopez, mestiza.
Segun la tradicion, los Delgado de Montecristi eran propiamente de apellido Quijije, descendientes de un cacique de apellido Quijije que fue forzado a adoptar el apellido de un capitan español de apellido Delgado.
José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar natal y al concluir esos estudios, se dedicó a ayudar a su padre en los negocios. Durante su juventud se identificó con el liberalismo anticlerical, doctrina que se conoció posteriormente como el liberalismo radical ecuatoriano. Luchó contra los presidentes García Moreno, Borrero, Veintemilla y Caamaño, por lo que la tradición lo conoce como el "Viejo Luchador" o "el General de las Derrotas". Eloy Alfaro pasó por muchas y serias dificultades en las diversas campañas que emprendió, tendientes a combatir la tiranía, en estos combates gastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de su esposa de esa nacionalidad Ana Paredes Arosemena, de ese matrimonio nacieron nueve hijos: Bolívar, Esmeraldas, Colombia, Colón, Bolívar (2), Ana María, América, Olmedo y Colón Eloy; Rafael nació fuera del matrimonio.Primer Gobierno: Desde el 5 de junio de 1895 al 31 de agosto de 1901. Durante este primer período de la administración de Alfaro se firmó el "Contrato Harman", en virtud del cual quedaba asegurada la continuación rápida de los trabajos del ferrocarril Guayaquil a Quito, llegando hasta Costa, en este Período. Eloy Alfaro también dio mucho impulso a la educación. El 25 de mayo de 1896 su mano derecha, el "Coronel Luciano Coral Morillo", inaugura el Colegio Bolívar de Tulcán siendo el primer colegio laico del país, en 1907 la Escuela de Artes y Oficios, el 11 de junio de 1897 el Instituto Nacional "Mejía", el 20 de octubre de 1900 la Escuela de Bellas Artes de Quito, el 14 de febrero de 1901 el Colegio Normal Manuela Cañizares; el 25 de mayo de 1901 el Colegio Normal Juan Montalvo, el 11 de agosto de 1901 el Colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil y el Colegio Militar Eloy Alfaro. En 1901, se establecen locales para el funcionamiento de los Colegios Normales Montalvo y Manuela Cañizares, el edificio del Colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil. En definitiva, en el gobierno de Eloy Alfaro también se dio mucho impulso a la educación. Segunda Administración: En la segunda administración del General Alfaro, se realizaron las siguientes obras: el 25 de junio de 1908 se inauguró el ferrocarril del Sur que unía Quito con Guayaquil; se dio 1’700.000 sucres para la construcción del sistema de agua potable de Quito, dotó a Guayaquil de canalización para este mismo servicio básico, se construyó, por el centenario del primer grito de la Independencia, un monumento conmemorativo en la Plaza Grande de Quito, y se realizó una Exposición Universal.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Francisco Robles

Francisco Robles
Nació en Guayaquil el 05 de Mayo de 1811. En 1856 las Juntas Electorales eligieron al Gral. Robles como presidente en un claro sufragio fraudulento corroborado por su aliado y amigo el Gral. Urbina (presidente saliente) a quienes incluso los denominaban los hermanos gemelos.
 Su administración empezó a tambalear al momento que se supo que cedió derechos por un millón de hectáreas de la costa y Amazonía ecuatoriana al gobierno Ingles con el fin de pagar las deudas contraídas con ese país para la emancipación, lo que provoco ataques dirigidos por el Congreso Nacional encabezado por García Moreno, además esta actitud de Robles trajo mas reclamos del gobierno del Perú quien consideraba suyo los territorios Amazónicos. E inmediatamente comenzó la invasión hacia nuestro territorio. Robles traslado su gobierno a Guayaquil como estrategia para evitar la invasión peruana; aprovechando esta situación en Quito se establece un gobierno provisional dirigido por Gabriel García Moreno, Jerónimo Carrión y Pacífico Chiriboga, desconociendo al gobierno de Robles.
 Así Robles y Urbina se ven abandonados renuncian a sus cargos y se exilian en Chile. En Guayaquil el Gral. Guillermo Franco (compadre de Robles) se proclama Jefe Supremo con la ayuda del Presidente peruano Ramón Castilla y firman un tratado que reconocía a favor del Perú vastos territorios Amazónicos, sin embargo el Congreso peruano no reconoció mencionado tratado por cuanto la situación de nuestro Ecuador era tan precaria que incluso hubo conversaciones entre los gobiernos de Colombia y Perú para la repartición de nuestro territorio, de esta forma García Moreno pidió el protectorado del Ecuador a Francia pero esta no aceptó, de esta forma comienza la lucha contra Franco y Castilla encabezada por el propio García Moreno pero la situación era tan desfavorable que olvidando viejos rencores recurre a la ayuda del Gral. Juan José Flores quien brindas su contingente logrando vencer a los enemigos. Murió en Guayaquil el 07 de Marzo de 1893.
 Obras importante.- Construyó varia obras marítimas y carreteras. Fundó el Instituto Científico de Latacunga en 1857, el Loja el Colegio la Unión; el Instituto de Señoritas Loja en 1858; los Colegios Bolívar de Ambato y Benigno Malo de Cuenca; se multiplicaron los planteles de instrucción primaria.
 Pero no mejoro la calidad de la educación. Dispuso que los abogados de pobres y agentes fiscales debieran defender gratuitamente al indio del interior. Se establecieron las hermanas de la Caridad. Fue aprobado el código civil que entró en vigencia en 1861. Después del terremoto que asolo a Quito en marzo de 1859, Robles dispuso la reparación de los daños causados.


jueves, 17 de septiembre de 2015

Vicente Ramón Roca

Vicente Ramón Roca
Nació en 1792, en Guayaquil. Fueron sus padres, el comandante Bernardo Roca y Liceras e Ignacia Rodríguez y Carrascal. Su educación fue informal, y ya adulto, su actividad fue el comercio. La causa independentista lo contó entre sus miembros, siendo protagonista del primer grito de libertad, del 9 de octubre, sirviendo con espíritu patriótico a la causa bolivariana.Fue Jefe de Policía en Guayaquil y miembro del partido liberal, Senador nacional en cuatro períodos.
En 1836, fue gobernador de la provincia de Guayas. En la revolución de marzo de 1845, conocida como revolución marcista, junto a Diego Noboa y José Joaquín de Olmedo, se opuso a la administración del Presidente Flores, por su gobierno autoritario, que quería mantenerse en el poder (recordemos la “Carta de Esclavitud) y ligado a los intereses de los grandes terratenientes de la Sierra, que impedía el desarrollo de la zona costera, especialmente Guayaquil.
Lograron derrocar a Flores, asumiendo Roca, en representación de Guayaquil, Noboa, por Cuenca y Olmedo, por Quito, el gobierno provisional, bajo la forma de un Triunvirato.
Reunidos en Cuenca, los golpistas dictaron la Constitución Marcista, que otorgaba la ciudadanía a todos aquellos mayores de 21 años, alfabetizados y propietarios. Establecía la condición de libres para todos los habitantes e imponía como religión única del estado, la católica. El clero podía nuevamente acceder a la Legislatura, condición que les fuera negada por la constitución de 1843, y el poder ejecutivo ya no tendría tan amplias atribuciones. Flores se rindió luego de ser vencido en La Elvira, hacienda de su propiedad, firmándose entre el 17 y el 18 de junio de 1845, el convenio de La Virginia, por el cual se le permitía irse del país gozando de una renta.

En Cuenca, que se había adherido al gobierno de Guayaquil, se realizó una Asamblea Constituyente, con la decisiva participación de Gabriel García Moreno y el ex presidente Vicente Rocafuerte, que no reconoció el Tratado de La Virginia, pues otorgaba a Flores demasiadas concesiones, y realizó una reforma constitucional. De acuerdo a esta cuarta constitución, del 3 de diciembre de 1845, Vicente Ramón Roca, asumió la presidencia de Ecuador, acompañado en la vicepresidencia por Pablo Merino.
Durante su presidencia, que se inició el 8 de diciembre de 1845, que fue caracterizada por una administración eficaz, con gran cantidad de obras públicas, como la construcción del Palacio de Gobierno; en Cuenca, la Casa de la Gobernación, y en la provincia de Chimborazo, el cantón Guano, hubo enormes gastos en misiones diplomáticas que el erario no podía afrontar.
Cuestiones con Nueva Granada, por la zona del Cauca, obligaron a firmar el Tratado de Santo Rosa, y el protocolo Larrea-De Martín. La deuda con Inglaterra era creciente, y debió negociarse, aunque sin éxito, con su representante, Pedro Conroy, en 1848, en forma reservada, amortizándose la deuda con la octava parte de los derechos aduaneros.
Debió afrontar las insurrecciones de los adeptos a Flores. El 5 de abril de 1846, estalló una de ellas en Quito y Guayaquil, que se reiteraron el 29 de junio, y culminaron el 27 de septiembre cuando en Guayaquil, se logró sofocarla. Los partidarios de Flores se rindieron.
Un intento de Flores, de realizar un golpe de estado con la ayuda de la reina de España, a quien había ofrecido Ecuador para su hijo, que se coronaría como monarca, fue desbaratado, gracias a la intervención del parlamentario inglés, Lord Palmerston, que logró la confiscación de las naves de Flores, ancladas en el río Támesis, por parte de Inglaterra.
Luego de culminar su mandato presidencial, el 15 de octubre de 1849, retornó a vivir a su ciudad natal, donde falleció, el 23 de febrero de 1858.





miércoles, 16 de septiembre de 2015

Vicente Rocafuerte

Vicente Rocafuerte
(Guayaquil, Ecuador, 1783 - Lima, 1847) Escritor, político y diplomático ecuatoriano, presidente de la República desde 1834 hasta 1839. Fue una de las figuras más significativas de la historia del Ecuador, a quien se deben las bases orgánicas de esta República.En esta institución estudió lenguas clásicas y modernas, condición que le permitió leer varios autores clásicos en su idioma original. En Francia alternó con la nobleza napoleónica y con intelectuales y políticos de la época, como Simón Bolívar, Carlos Montúfar, Humboldt y Bonpland, entre otros. De regreso a su país, entabló relaciones con los próceres del 10 de agosto de 1809 de Quito y fue elegido alcalde de Guayaquil.
En 1813 participó como Diputado por Guayaquil en las Cortes de Cádiz. Al negarse a participar en el besamanos al rey Fernando VII, fue decretado su arresto, del cual pudo escapar refugiándose en Francia. Aprovechó entonces para recorrer toda Europa, incluida Rusia.Rocafuerte fue sin duda uno de los más notables pensadores de la América revolucionaria y uno de sus más eficaces gobernantes. Hombre de sólida cultura, inteligente y activo, en México desarrolló una importante actividad intelectual adecuada a la nueva situación; en defensa de la República publicó Ideas necesarias a todo pueblo independiente que quiera ser libre; contra Iturbide, el Bosquejo ligerísimo de la revolución de México, desde el grito de Iguala hasta la proclamación imperial; sobre problemas de las nuevas formas de gobierno, El sistema colombiano popular electivo y representativo es el que más conviene a la América independiente.
Otras obras suyas fueron Ensayo sobre las cárceles, el ya citado Ensayo sobre la tolerancia religiosaCurso de filosofía moral, la serie de manifiestos A la nación yEnsayo político. Favoreció además la publicación de numerosas obras de instrucción en el Nuevo Mundo. Más que liberal y librepensador, Rocafuerte fue sobre todo un hombre de gran sentido práctico que trató de prevenir las graves consecuencias del despotismo político y de la tolerancia religiosa.

martes, 15 de septiembre de 2015

Juan José Flores

                    Juan José Flores 
Nació el 19 de julio de 1800 en Puerto Cabello (Venezuela). 

Hijo de Juan José Aramburu, comerciante español y Rita Flores, oriunda de Puerto Cabello. 
Entró en el Ejército español muy joven pero pronto se integró en las fuerzas independentistas deSimón Bolívar tras ser capturado por sus tropas. Con 23 años de edad, ya ejercía como coronel y gobernador de la provincia de Pasto, situada al sur de la actual Colombia
En 1828 fue ascendido a general en jefe del Ejército de Bolívar. Cuando se disolvió la República de la Gran Colombia (Estado creado por Bolívar que federaba a Nueva Granada -Colombia y la audiencia de Quito- y Venezuela) en 1830, convocó una asamblea proclamando la independencia de la República de Ecuador, Estado configurado por los antiguos territorios de la audiencia de Quito, con él como presidente. Sin embargo, para satisfacer las exigencias de los liberales deGuayaquil, accedió a alternar la presidencia con su principal representante, Vicente Rocafuerte; durante el mandato de este último (1835-1839), Flores estuvo al frente del Ejército. 
En el año 1839 se hizo de nuevo con la presidencia y a pesar del acuerdo, logró ser reelegido en 1843. Dos años después estalló una rebelión promovida por la burguesía mercantil y le obligó a exiliarse, pero en 1860, cuando el enfrentamiento civil estaba devastando el país, fue llamado por los conservadores para intentar poner fin al conflicto. Cuando la guerra finalizó, presidió la Asamblea que designó a Gabriel García Moreno como presidente en 1861. 

Juan José Flores falleció en Isla PunáEcuador, el 1 de octubre de1864 cuando regresaba a su país, después de combatir contra insurgentes en Perú


Cargos

1er Presidente del Ecuador
22 de septiembre de 1830 - 10 de septiembre de 1834

Sucesor
Vicente Rocafuerte

1 de febrero de 1839 - 15 de enero de 1843

Predecesor
Vicente Rocafuerte

1 de abril de 1843 - 6 de marzo de 1845

Sucesor
Triunvirato:
José Joaquín de Olmedo
Vicente Ramón Roca
Diego Noboa y Arteta

lunes, 14 de septiembre de 2015

La Pelea

                   La Pelea 
Cuando una novela gana el Premio Nacional de Literatura Infantil, Darío Guevara Mayorga, que otorga el Municipio de Quito, uno piensa, “algún mérito debe tener el libro, por supuesto” y uno siente admiración por el escritor (o envidia), o cualquiera de esos humanos sentimientos que son parte de las flaquezas o grandezas del corazón; pero si uno quiere, además de llevarse por el lado derecho del hemisferio cerebral, el de las emociones, ponerle un poco del lado reflexivo a la opinión, entonces toca hacer un poco más de esfuerzo y pensar. Se siente con la piel, los sentimientos nos pueden, se filtran por los poros, a veces son una trampa del inconsciente, engañan, otras revelan claramente la verdad; la razón sin embargo es una exigente compañera: pide explicaciones, no se deja convencer, discute.Las respuestas a estas preguntas están dadas por la noción de la infancia que se tenga en una época. Hoy, más que nunca, sabemos que la infancia no es una isla de dicha en la que se empieza el viaje de la vida. Para nada. La infancia es una época compleja, en tensión con el espacio adulto. Un periodo de la vida en que los niños tienen que adaptarse a un mundo al que llegan sin saber nada de él: unos años de “domesticación”. Y un tiempo de dolores guardados; de malos entendidos que no se dicen, de temores inconfesables, de sustos. Por supuesto que también hay felicidad en la infancia. Pero de eso no nos vamos a ocupar ahora. De lo que nos ocuparemos es de desmitificar la infancia como un idilio cándido con el mundo.
No, los niños no pasan por la vida con los ojos cerrados: ellos entienden más de lo que dicen, piensan más, mucho más de lo que parece, y callan, con frecuencia, más de lo que deberían. Y justamente por esto, el libro de Francisco Delgado Santos, al que hoy nos vamos a referir, es tan valioso; porque revela muchos secretos de la infancia; porque se dirige a niños reales, de carne y hueso, y para tratar grandes temas de lo humano –temas que también atañen a niñas y niños– con profundidad, como debe hacerlo toda verdadera obra de arte. ¿Acaso los niños no entienden la vida con profundidad?Pero hay un niño, uno chiquito y delicado (no frágil) que decide decir NO, y toma la determinación de cambiar el orden de las cosas. ¡Qué importante esta mirada desobediente de Francisco! ¡Qué importante para la formación de nuestros niños! Indispensable, para enseñar a nuestros hijos a creer en las utopías.
Y es David Heracles Ordóñez quien decide “no dejarse más”. Él tiene una fortaleza interior enorme, construida en su corta vida arrancada de la madre, de la abuela y puesta en manos de un padre que da muchos gritos, algunos latigazos y pocas sonrisas. Y cuando decide parar a “Terminator” detiene más de lo que se imagina. A veces la vida es así: hay decisiones de cambio que atañen a nuestro mundo individual que encadenan muchos cambios positivos para quienes nos rodean.David, en un acto de coraje, exorcisa más de un monstruo; vive una catarsis en que saca a la luz un montón de cucos casi invisibles y les da un puñetazo en la nariz; y con ello derrota a los cucos que también asediaban otras personas de su alrededor.El libro es verdaderamente bello, pero no tiene una belleza descafeínada, sino una belleza conmovedora y grande, entera. Y no solo trae a la vista conflictos que tenemos que asumir y pensar sobre ellos, sino que lo hace en unos ambientes estupendos. El ambiente de un colegio de curas en Quito, Cuenca y la gastronomía de golosinas de la abuela; el calor afectivo de la vida de pueblo; el sentimiento de los recién llegaos a la capital y otros espacios íntimos y verosímiles, construidos desde las vivencias de un hombre sensitivo.Acérquense al libro, para que puedan ver el papel protagónico que los adultos tenemos detrás de las desventuras de los niños; ¡aquí tienen una radiografía del origen de la violencia escolar!
Acérquense, por favor. No van a salir rotos. No. El libro trata el tema de una forma fina y sensible; y, felizmente, ofrece salidas. Lo van a ver. El libro es vivo y auténtico, seguramente creado desde una búsqueda profunda en los posos del corazón del autor; como la gran literatura suele ser.Acérquense, que apreciarán también de cuerpo entero la reinterpretación de estos personajes en la hábil pluma de Roger Icaza, experto al ilustrar a jovencitos. Una línea ligera, sumaria, y expresiones claras que explican sin dilación los sentimientos. La literatura infantil del Ecuador tiene un lujo de ilustradores. ¡Qué suerte tenemos los escritores de compartir con la generación actual de pioneros de la ilustración infantil de nuestro país!Artistas y poetas sí que hacen un buen par cuando deciden dirigirse a los niños desde su corazón y con sus mejores esfuerzos. Un aplauso también a las editoriales que han apostado por la publicación de literatura de calidad dirigida a la infancia. En este caso, a Grupo Editorial Norma, por esta edición bien cuidada y llena de luz.David es poeta ¿saben?, como Francisco, y a él, la literatura, aparte del inventario de cariños que también tiene en la vida (la figura protectora de la abuela, Ana María de su primer flechazo de amor, la madre – Ave Fénix que pervive en su alma) le ayuda a crecer y a salvarse. A tener esperanza. ¿Tanto poder tienen los poemas? (Recado del Ave Fénix p. 83)
Por encima de la fuerza del poder castrador de una cultura patriarcal y adulto- céntrica, fundada en la violencia, el niño poeta se hace libre y con su acto de valentía y ejemplo da una lección a su comunidad. Gracias a él, crecen todos. Gracias Francisco, gracias a ti muchas personas, adultas y niños hemos crecido y vamos a seguir creciendo. Con literatura infantil de esta calidad se puede tener esperanza de cambiar el mundo, desde la raíz; y con todo tu trabajo de estos años a favor de la cultura de la infancia
la_pelea

domingo, 13 de septiembre de 2015

THOMAS ALVA EDISON

THOMAS ALVA EDISON
Thomas Alva Edison, el menor de cuatro hermanos, nació el 11 de febrero de 1847, en Milan, una pequeña población de Ohio en la que se había establecido su padre, Samuel Edison, seis años antes. Su padre tuvo que abandonar precipitadamente Canadá a consecuencia de una rebelión contra los ingleses en la que tomó parte y que terminó en fracaso. Marginada por el ferrocarril, la actividad en Milan fue disminuyendo poco a poco, y la crisis afectó a la familia Edison, que tuvo que emigrar de nuevo a un lugar más próspero cuando su hijo Thomas ya había cumplido la edad de siete años.
Cumplidos los diez años, el pequeño Thomas instaló su primer laboratorio en los sótanos de la casa de sus padres y aprendió él solo los rudimentos de la química y la electricidad. Pero a los doce años, Edison se percató además de que podía explotar no sólo su capacidad creadora, sino también su agudo sentido práctico. Así que, sin olvidar su pasión por los experimentos, consideró que estaba en su mano ganar dinero contante y sonante materializando alguna de sus buenas ocurrencias.
Su primera iniciativa fue vender periódicos y chucherías en el tren que hacía el trayecto de Port Huron a Detroit. Había estallado la Guerra de Secesión y los viajeros estaban ávidos de noticias. Edison convenció a los telegrafistas de la línea férrea para que expusieran en los tablones de anuncios de las estaciones breves titulares sobre el desarrollo de la contienda, sin olvidar añadir al pie que los detalles completos aparecían en los periódicos; esos periódicos los vendía el propio Edison en el tren y no hay que decir que se los quitaban de las manos.
Al mismo tiempo, compraba sin cesar revistas científicas, libros y aparatos, y llegó a convertir el vagón de equipajes del convoy en un nuevo laboratorio. Aprendió a telegrafiar y, tras conseguir a bajo precio y de segunda mano una prensa de imprimir, comenzó a publicar un periódico por su cuenta, el Weekly Herald. Una noche, mientras se encontraba trabajando en sus experimentos, un poco de fósforo derramado provocó un incendio en el vagón. El conductor del tren y el revisor consiguieron apagar el fuego y seguidamente arrojaron por las ventanas los útiles de imprimir, las botellas y los mil cacharros que abarrotaban el furgón. Todo el laboratorio y hasta el propio inventor fueron a parar a la vía. Así terminó el primer negocio de Thomas Alva Edison.
El joven Edison tenía sólo dieciséis años cuando decidió abandonar el hogar de sus padres. La población en que vivía le resultaba ya demasiado pequeña. No faltándole iniciativa, se lanzó a la búsqueda de nuevos horizontes. Por suerte, dominaba a la perfección el oficio de telegrafista, y la guerra civil había dejado muchas plazas vacantes, por lo que, fuese donde fuese, le sería fácil encontrar trabajo.
Durante los siguientes cinco años Edison llevó una vida errante, de pueblo en pueblo, con empleos ocasionales. Se alojaba en sórdidas pensiones e invertía todo cuanto ganaba en la adquisición de libros y de aparatos para experimentar, desatendiendo totalmente su aspecto personal. De Michigan a Ohio, de allí a Indianápolis, luego Cincinnati, y unos meses después Memphis, habiendo pasado antes por Tennessee.
Su siguiente trabajo fue en Boston, como telegrafista en el turno de noche. Llegó allí en 1868, y poco después de cumplir veintiún años pudo hacerse con la obra del científico británico Michael Faraday Experimental Researches in Electricity, cuya lectura le influyó muy positivamente. Hasta entonces, sólo había merecido la fama de tener cierto don mágico que le permitía arreglar fácilmente cualquier aparato averiado. Ahora, Faraday le proporcionaba el método para canalizar todo su genio inventivo. Se hizo más ordenado y disciplinado, y desde entonces adquirió la costumbre de llevar encima un cuaderno de notas, siempre a punto para apuntar cualquier idea o hecho que reclamara su atención.
Convencido de que su meta profesional era la invención, Edison abandonó el puesto de trabajo que ocupaba y decidió hacerse inventor autónomo, registrando su primera patente en 1868. Se trataba de un contador eléctrico de votos que ofreció al Congreso, pero los miembros de la cámara calificaron el aparato de superfluo. Jamás olvidó el inventor estadounidense esta lección: un invento, por encima de todo, debía ser necesario.
Sin un real en el bolsillo, Edison llegó a Nueva York en 1869. Un amigo le proporcionó alojamiento en los sótanos de la Gold Indicator Co., oficina que transmitía telegráficamente a sus abonados las cotizaciones de la bolsa neoyorquina. Al poco de su llegada, el aparato transmisor se averió, lo que provocó no poco revuelo, y él se ofreció voluntariamente a repararlo, lográndolo con asombrosa facilidad. En recompensa, se le confió el mantenimiento técnico de todos los servicios de la compañía.
Pero como no le interesaban los empleos sedentarios, aprovechó la primera ocasión que se le presentó para trabajar de nuevo por su cuenta. Muy pronto recibió un encargo de la Western Union, la más importante compañía telegráfica de entonces. Se le instaba a construir una impresora efectiva de la cotización de valores en bolsa. Su respuesta a este reto fue su primer gran invento: el Edison Universal Stock Printer. Le ofrecieron por el aparato 40.000 dólares, cantidad que le permitió por fin sentar la cabeza. Se casó en 1871 con Mary Stilwell, con la que tuvo dos hijos y una hija, e instaló un taller pequeño pero bien equipado en Newark, Nueva York, en el que continuó experimentando en el telégrafo en busca de nuevos perfeccionamientos y aplicaciones. Su mayor contribución en ese campo fue el sistema cuádruple, que permitía transmitir cuatro mensajes telegráficos simultáneamente por una misma línea, dos en un sentido y dos en otro.
Más de un millar de inventos
En 1886, dos años después de que falleciera su esposa, Edison se casó con Mina Miller, mujer de carácter fuerte, hija de un rico industrial de Akran, Ohio, cuya influencia sobre su excéntrico marido se hizo notar, ya que consiguió hacer de él una persona más sociable. El matrimonio tuvo tres hijos, uno de los cuales, Charles, se dedicó a la política, llegando a convertirse en gobernador del estado de Nueva Jersey.
Al año de casarse, Edison trasladó su laboratorio de Menlo Park, a la sazón pequeño, a West Orange, Nueva Jersey. Creó allí un gran centro tecnológico, el Edison Laboratory (hoy monumento nacional), en torno al cual levantó numerosos talleres, que daban trabajo a más de cinco mil personas.
La electricidad continuó absorbiendo la mayor parte de su tiempo, pues se ocupaba de todos los aspectos relativos a su producción y distribución. No con mucha suerte, sin embargo, ya que cometió un grave error al insistir en el sistema de corriente continua cuando existían razones de peso en favor de la corriente alterna. Edison se interesó también por muchos otros sectores industriales: la producción de cemento y de materias químicas, la separación electromagnética del hierro y la fabricación de baterías y acumuladores para automóviles fueron algunos de sus preferidos.
Su último gran invento fue el Kinetograph, cuya patente registró en 1891. Se trataba de una rudimentaria cámara de cine que incluía, sin embargo, un ingenioso mecanismo para asegurar el movimiento intermitente de la película. En 1894 Edison abrió el Kinetoscope Parlor en Broadway, Nueva York, donde un solo espectador se sentaba frente a una mirilla en una cabina de madera para ver la película, que se iluminaba desde atrás por una lámpara eléctrica. Aunque el Kinetoscope Parlor despertó inmediatamente la atención como atracción de feria, Edison no creyó nunca que fuese importante encontrar algún sistema de proyección para mayores auditorios, lo que le impidió dar el paso definitivo al cinematógrafo de los hermanos Lumière.
La actividad de este genial inventor se prolongó más allá de cumplidos los ochenta años, completando la lista de sus realizaciones tecnológicas hasta totalizar las 1.093 patentes que llegó a registrar en vida. La arteriosclerosis, sin embargo, fue minando la salud de este inquieto anciano, cuyo fallecimiento tuvo lugar el 18 de octubre de 1931 .

sábado, 12 de septiembre de 2015

VIDA DE LEONARDO DA VINCI

VIDA DE LEONARDO DA VINCI
Juventud y descubrimientos técnicos
Leonardo nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una campesina, Caterina (que se casó poco después con un artesano de la región), y de Ser Piero, un rico notario florentino. Italia era entonces un mosaico de ciudades-estado como Florencia, pequeñas repúblicas como Venecia y feudos bajo el poder de los príncipes o el papa. El Imperio romano de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y apenas sobrevivía aún, muy reducido, el Sacro Imperio Romano Germánico; era una época violenta en la que, sin embargo, el esplendor de las cortes no tenía límites.
A pesar de que su padre se casaría cuatro veces, sólo tuvo hijos (once en total, con los que Leonardo entablaría pleitos por la herencia paterna) en sus dos últimos matrimonios, por lo que el pequeño Leonardo se crió como hijo único. Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente: ya en la infancia dibujaba animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por sorpresa.
Consciente del talento de su hijo, su padre le permitió ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio. A lo largo de los seis años que el gremio de pintores prescribía como instrucción antes de ser reconocido como artista libre, Leonardo aprendió pintura, escultura y técnicas y mecánicas de la creación artística. El primer trabajo suyo del que se tiene certera noticia fue la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar la iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuolo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín y el griego.
Joven agraciado y vigoroso, Leonardo había heredado la fuerza física de la estirpe de su padre; es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de San Miguel en el cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos. Por lo demás, su gran imaginación creativa y la temprana pericia de su pincel no tardaron en superar a las de su maestro. En el Bautismo de Cristo, por ejemplo, los inspirados ángeles pintados por Leonardo contrastan con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.
El joven discípulo utilizaba allí por vez primera una novedosa técnica recién llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor blandura en el trazo y una más profunda penetración en la tela. Además de los extraordinarios dibujos y de la participación virtuosa en otros cuadros de su maestro, sus grandes obras de este período son un San Jerónimo y el gran panel La adoración de los Magos (ambos inconclusos), notables por el innovador dinamismo otorgado por la destreza en los contrastes de rasgos, en la composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica del claroscuro.
Florencia era entonces una de las ciudades más ricas de Europa; las numerosas tejedurías y los talleres de manufacturas de sedas y brocados de oriente y de lanas de occidente la convertían en el gran centro comercial de la península itálica; allí los Médicis habían establecido una corte cuyo esplendor debía no poco a los artistas con que contaba. Pero cuando el joven Leonardo comprobó que no conseguía de Lorenzo el Magnífico más que alabanzas a sus virtudes de buen cortesano, a sus treinta años decidió buscar un horizonte más prospero.
El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos sus libros, manuscritos y dibujos, que el discípulo se encargó de retornar a Italia. Como suele suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a su muerte algunas leyendas; una de ellas, inspirada por Vasari, pretende que Leonardo, arrepentido de no haber llevado una existencia regida por las leyes de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas fuerzas, se incorporó del lecho mortuorio para recibir, antes de expirar, los sacramentos.

viernes, 11 de septiembre de 2015

VIDA DE GALILEO GALILEI

VIDA DE GALILEO GALILEI
Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Lo poco que, a través de algunas cartas, se conoce de su madre, Giulia Ammannati di Pescia, no compone de ella una figura demasiado halagüeña. Su padre, Vincenzo Galilei, era florentino y procedía de una familia que tiempo atrás había sido ilustre; músico de vocación, las dificultades económicas lo habían obligado a dedicarse al comercio, profesión que lo llevó a instalarse en Pisa. Hombre de amplia cultura humanista, fue un intérprete consumado y un compositor y teórico de la música; sus obras sobre teoría musical gozaron de una cierta fama en la época.
Juventud académica
En 1581 Galileo ingresó en la Universidad de Pisa, donde se matriculó como estudiante de medicina por voluntad de su padre. Cuatro años más tarde, sin embargo, abandonó la universidad sin haber obtenido ningún título, aunque con un buen conocimiento de Aristóteles. Entretanto, se había producido un hecho determinante en su vida: su iniciación en las matemáticas (al margen de sus estudios universitarios) y la consiguiente pérdida de interés por su carrera como médico.
De vuelta en Florencia en 1585, Galileo pasó unos años dedicado al estudio de las matemáticas, aunque interesado también por la filosofía y la literatura, en la que mostraba sus preferencias por Ariosto frente a Tasso; de esa época data su primer trabajo sobre el baricentro de los cuerpos (que luego recuperaría, en 1638, como apéndice de la que habría de ser su obra científica principal) y la invención de una balanza hidrostática para la determinación de pesos específicos, dos contribuciones situadas en la línea de Arquímedes, a quien Galileo no dudaría en calificar de «sobrehumano».
Tras dar algunas clases particulares de matemáticas en Florencia y en Siena, trató de obtener un empleo regular en las universidades de Bolonia, Padua y en la propia Florencia. En 1589 consiguió por fin una plaza en el Estudio de Pisa, donde su descontento por el paupérrimo sueldo percibido no pudo menos que ponerse de manifiesto en un poema satírico contra la vestimenta académica. En Pisa compuso Galileo un texto sobre el movimiento que mantuvo inédito, en el cual, dentro aún del marco de la mecánica medieval, criticó las explicaciones aristotélicas de la caída de los cuerpos y del movimiento de los proyectiles.
Los descubrimientos astronómicos
En julio de 1609, de visita en Venecia (para solicitar un aumento de sueldo), Galileo tuvo noticia de un nuevo instrumento óptico que un holandés había presentado al príncipe Mauricio de Nassau; se trataba del anteojo, cuya importancia práctica captó Galileo inmediatamente, dedicando sus esfuerzos a mejorarlo hasta hacer de él un verdadero telescopio. Aunque declaró haber conseguido perfeccionar el aparato merced a consideraciones teóricas sobre los principios ópticos que eran su fundamento, lo más probable es que lo hiciera mediante sucesivas tentativas prácticas que, a lo sumo, se apoyaron en algunos razonamientos muy sumarios.
Sea como fuere, su mérito innegable residió en que fue el primero que acertó en extraer del instrumento un provecho científico decisivo. Entre diciembre de 1609 y enero de 1610, Galileo realizó con su telescopio las primeras observaciones de la Luna, interpretando lo que veía como prueba de la existencia en nuestro satélite de montañas y cráteres que demostraban su comunidad de naturaleza con la Tierra; las tesis aristotélicas tradicionales acerca de la perfección del mundo celeste, que exigían la completa esfericidad de los astros, quedaban puestas en entredicho.
El descubrimiento de cuatro satélites de Júpiter contradecía, por su parte, el principio de que la Tierra tuviera que ser el centro de todos los movimientos que se produjeran en el cielo. A finales de 1610, Galileo observó que Venus presentaba fases semejantes a las lunares, hecho que interpretó como una confirmación empírica al sistema heliocéntrico de Copérnico, ya que éste, y no el geocéntrico deTolomeo, estaba en condiciones de proporcionar una explicación para el fenómeno.
Ansioso de dar a conocer sus descubrimientos, Galileo redactó a toda prisa un breve texto que se publicó en marzo de 1610 y que no tardó en hacerle famoso en toda Europa: El mensajero sideral. Su título original, Sidereus Nuncius, significa 'el nuncio sideral' o 'el mensajero de los astros', aunque también admite la traducción 'el mensaje sideral'. Éste último es el sentido que Galileo, años más tarde, dijo haber tenido en mente cuando se le criticó la arrogancia de atribuirse la condición de embajador celestial. Elogios en italiano y en dialecto veneciano celebraron la obra.Tommaso Campanella escribía desde su cárcel de Nápoles: «Después de tu Nuncio, oh Galileo, debe renovarse toda la ciencia». Kepler, desconfiado al principio, comprendió después todas las ventajas que se derivaban de usar un buen telescopio, y también se entusiasmó ante las maravillosas novedades.
El libro estaba dedicado al gran duque de Toscana Cosme II de Médicis y, en su honor, los satélites de Júpiter recibían allí el nombre de «planetas Mediceos». Con ello se aseguró Galileo su nombramiento como matemático y filósofo de la corte toscana y la posibilidad de regresar a Florencia, por la que venía luchando desde hacía ya varios años. El empleo incluía una cátedra honoraria en Pisa, sin obligaciones docentes, con lo que se cumplía una esperanza largamente abrigada y que le hizo preferir un monarca absoluto a una república como la veneciana, ya que, como él mismo escribió, «es imposible obtener ningún pago de una república, por espléndida y generosa que pueda ser, que no comporte alguna obligación; ya que, para conseguir algo de lo público, hay que satisfacer al público».
No obstante, aceptar estas prebendas no era una decisión exenta de riesgos, pues Galileo sabía bien que el poder de la Inquisición, escaso en la República de Venecia, era notoriamente superior en su patria toscana. Ya en diversas cartas había dejado constancia inequívoca de que su revisión de la estructura general del firmamento lo habían llevado a las mismas conclusiones que a Copérnico y a rechazar frontalmente el sistema de Tolomeo, o sea a preconizar el heliocentrismo frente al geocentrismo vigente. Desgraciadamente, por esas mismas fechas tales ideas interesaban igualmente a los inquisidores, pero éstos abogaban por la solución contraria y comenzaban a hallar a Copérnico sospechoso de herejía.
La sentencia definitiva
Interpretando la publicación del Diálogo como un acto de desacato a la prohibición de divulgar el copernicanismo, sus inveterados enemigos lo reclamaron de nuevo en Roma, ahora en términos menos diplomáticos, para que respondiera de sus ideas ante el Santo Oficio en un proceso que se inició el 12 de abril de 1633. El anciano y sabio Galileo, a sus casi setenta años de edad, se vio sometido a un humillante y fatigoso interrogatorio que duró veinte días, enfrentado inútilmente a unos inquisidores que de manera cerril, ensañada y sin posible apelación calificaban su libro de «execrable y más pernicioso para la Iglesia que los escritos de Lutero y Calvino».
Encontrado culpable pese a la renuncia de Galileo a defenderse y a su retractación formal, fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina y condenado a prisión perpetua. El Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo ingresó en el Índice de libros prohibidos y no salió de él hasta 1728. Según una piadosa tradición, tan conocida como dudosa, el orgullo y la terquedad del astrónomo lo llevaron, tras su vejatoria renuncia a creer en lo que creía, a golpear enérgicamente con el pie en el suelo y a proferir delante de sus perseguidores: «¡Y sin embargo se mueve!» (Eppur si muove, refiriéndose a la Tierra). No obstante, muchos de sus correligionarios no le perdonaron la cobardía de su abjuración, actitud que amargó los últimos años de su vida, junto con el ostracismo al que se vio abocado de forma injusta.
La pena fue suavizada al permitírsele que la cumpliera en su quinta de Arcetri, cercana al convento donde en 1616 y con el nombre de sor Maria Celeste había ingresado su hija más querida, Virginia, que falleció en 1634. En su retiro, donde a la aflicción moral se sumaron las del artritismo y la ceguera, Galileo consiguió completar la última y más importante de sus obras: Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias, publicada en Leiden por Luis Elzevir en 1638.
En ella, partiendo de la discusión sobre la estructura y la resistencia de los materiales, Galileo sentó las bases físicas y matemáticas para un análisis del movimiento que le permitió demostrar las leyes de caída de los graves en el vacío y elaborar una teoría completa del disparo de proyectiles. La obra estaba destinada a convertirse en la piedra angular de la ciencia de la mecánica construida por los científicos de la siguiente generación, con Isaac Newton a la cabeza. En la madrugada del 8 al 9 de enero de 1642, Galileo falleció en Arcetri confortado por dos de sus discípulos, Vincenzo Viviani y Evangelista Torricelli, a los cuales se les había permitido convivir con él los últimos años.
Casi trescientos años después, en 1939, el dramaturgo alemán Bertold Brecht escribió una pieza teatral basada en la vida del astrónomo pisano en la que se discurre sobre la interrelación de la ciencia, la política y la revolución social. Aunque en ella Galileo termina diciendo «Yo traicioné mi profesión», el célebre dramaturgo opina, cargado de melancólica razón, que «desgraciada es la tierra que necesita héroes». En 1992, exactamente tres siglos y medio después del fallecimiento de Galileo, la comisión papal a la que Juan Pablo II había encargado la revisión del proceso inquisitorial reconoció el error cometido por la Iglesia católica.